jueves, 4 de septiembre de 2008

Me persigue Chillán


Sergio Hernández el poeta de Chillán
Candidato al Premio Nacional de Literatura
Desde la profundidad de una conversación en la mágica Estación de Chillán, querido Profesor Hernández, tus versos quedaron grabados en el corazón de tus discípulos que desde el incógnito silencio del tiempo, te vemos caminar por la antigua calle Libertad.
Me persigue Chillán dice el poeta que camina con la ternura de un niño y el paso a medio andar.
Por todas partes se abren caminos y senderos, cuando en su compañía pasea algún forastero, que escondido entre lunas y estrellas, escucha algún poema cantado a la amistad.
Con la mirada puesta en este mundo activo, hilvana en su verso poemas de oloroso pan, los que flotan en el alma de su ciudad Chilena, la que ama más que nadie, su ciudad natal, Chillán.
Chillán, persigue su alma, sus huesos, sus sentidos, hasta su misma sombra la quiere para si, es como un gran tesoro, que entre el volcán y el río, se oculta como un juego en un silencio casi sepulcral.
Chillán persigue a sabios, poetas y cantores que han absorbido el aire de su fuerza ancestral. Es una plaza de pueblo que envuelve con su magia y es lámpara que alumbra de cordillera a mar.

Me dice en sus versos que Chillán es su principio, Chillán es lo que tiene, Chillán es su verdad, vertiente interminable de ideas que caminan y rondan la mirada del que aprendió a mirar.
Es que su poesía, enseña con bondades y verdades infinitas, que no se olvidan más, sobre todo, a los que en algún momento de nuestra existencia, caminamos juntos por el maravilloso camino de las letras.
La poesía de Sergio Hernández tiene el sabor de los vinos más exclusivos de nuestro país.
Es de palabra sencilla, pero no por eso menos profunda.
Es de sonidos que se acercan a ti y te hablan casi musitando.
Es de una sensibilidad conmovedora.
Es de recado infinito.
Es de angustia y abandono.
Es de amor y soledad.


A propósito de: Me persigue Chillán de Sergio Hernández
Por: Carmen Castillo Salamanca

1 comentario:

Chillán, sus Penas y Alegrías dijo...

Nos queda en el aire y en la memoria su silueta caminando por las calles de Chillán. Hasta siempre profesor de mis años en la Universidad.
Luis Gavilán Rojas, profesor de Castellano